23 junio, 2011

CARTA A LA NACIÓN



HOY, UN AMIGO ME HA ENVIADO POR E-MAIL, ESTE CORREO. DESCONOZCO DE DONDE LO HA SACADO . ME HA GUSTADO Y YA SABEIS QUE COMPARTO TODO AQUELLO QUE ME GUSTA, ME EMOCIONA, O ME DICE ALGO. ESPERO QUE OS GUSTE.


Parte de la carta de Abraham Lincoln a la nación:

“El hombre no debe preocuparse de su muerte con tal que muera en su puesto de honor y deber. Pero puedo agregar que tengo el presentimiento que moriré a través de la mano de un asesino. El papa y los Jesuitas, con su infernal Inquisición, son los únicos poderes organizados en el mundo que tienen como recurso la daga del asesino, para asesinar a quienes ellos no pueden conquistar con la espada o convencer con sus argumentos. Desgraciadamente, yo siento mas y mas cada día, que no es en contra de los americanos del Sur, solamente, contra quienes estoy luchando, es más en contra del Papa de Roma, sus pérfidos Jesuitas y sus ciegos y sanginarios esclavos. Esta guerra civil parece ser sólo un asunto político para quienes desconocen la verdadera naturaleza de las cosas. Pero es más una guerra religiosa que una guerra civil. Roma quiere gobernar y degradar el Norte, así como ha gobernado y ha degradado el Sur, desde el mismo día de su descubrimiento. Son pocos los líderes del sur que no están bajo la influencia de los Jesuitas, a través de sus esposas, relaciones familiares y sus amigos varios miembros de la familia de Jeff Davis pertenecen a la Iglesia de Roma. Pero es muy cierto que si el pueblo americano supiera lo que yo sé, del odio feroz de los sacerdotes de Roma, contra nuestras instituciones, nuestras escuelas, nuestros más sagrados derechos, y nuestras amadas y atesoradas libertades, ellos los echarían de entre nosotros o los ejecutarían como traidores. La historia de éstos últimos mil años nos nuestra que dondequiera que la Iglesia de Roma se encuentre ha sido una daga para herir el pecho de una nación libre, ella es una piedra a su cuello para paralizarla, y prevenir su adelanto por los caminos de la civilización, ciencia, inteligencia, felicidad y libertad. Esta guerra nunca habría sido posible sin la influencia siniestra de los Jesuitas. Nosotros se lo debemos al papado, el hecho que ahora nosotros vemos nuestra tierra enrojecida con la sangre de sus hijos más nobles. Aunque había grandes diferencias de opinión entre el Sur y el Norte sobre el problema de la esclavitud, ni Jeff Davis, ni cualquiera de los lideres de la Confederación se habrían atrevido a atacar el Norte, sino fuese por haber confiado en las promesas de los Jesuitas. Con la máscara de la Democracia, las armas de los Católicos Romanos y las armas de Francia, el Sur nos atacó. El Profesor Morse me ha contado sobre las conspiraciones iniciadas en la misma ciudad de Roma para destruir a esta República. El pueblo no sabe cómo los sacerdotes, las monjas, y los monjes que llegan diariamente a nuestras costas, bajo el pretexto de predicar su religión, de instruir personas en sus escuelas, cuidar de enfermos en sus hospitales, son nada más que emisarios del Papa, de Napoleón y de los otros déspotas de Europa, para socavar nuestras instituciones, para apartar los corazones de nuestro pueblo, de nuestra constitución, y nuestras leyes, destruir nuestras escuelas, y preparar un reino de anarquía aquí como lo han hecho en Irlanda, en México, en España, y donde quiera que estén personas que quieran ser libres".

Montse Porto
(23/07/2011, me ha llegado vía e-mail)

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