17 marzo, 2011

EJERCICIO Y FIBROMIALGIA





Pasear de forma continuada y realizar entrenamientos de fortalecimiento y estiramientos. Éstas son las claves principales que pueden reducir los síntomas más graves de la fibromialgia, una forma de reumatismo no articular crónico caracterizada por dolor muscular difuso, rigidez (sobre todo matinal), dolor en la palpación de determinados puntos específicos en masas musculares y otros síntomas derivados. Este tipo de ejercicio lo deben llevar a cabo pacientes que ya se estén medicando. Si, además, éste se combina con cursos de autocuidado que valoren la necesidad de ejercicio, mucho mejor. Es lo que asegura un reciente estudio elaborado en la Universidad de Boston (EE.UU.) y publicado en la revista "Archives of Internal Medicine".

Ejercicio para la intolerancia al ejercicio
Otro síntoma importante en la fibromialgia es la intolerancia al ejercicio. A pesar de que varias investigaciones dudan sobre qué tipo de ejercicio es el mejor, y aunque parezca contradictorio, éste ya se recomienda en la actualidad en muchos planes de tratamiento. Precisamente, los investigadores estadounidenses se centraron en el estudio del ejercicio como tratamiento adecuado para este grupo de trastornos, así como en el autocuidado. "Cada vez se recomienda más el autocuidado como una de las principales recomendaciones estándares para la fibromialgia", asegura Daniel S. Rooks, del Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston (EE.UU.), investigador principal del trabajo.

Los beneficios del ejercicio en la fibromialgia aumentan cuando se lleva a cabo una educación para fomentar el autocuidado
Las opciones de tratamiento que dispone este grupo de trastornos son muy limitadas, por lo que el autocuidado, habitual en muchas enfermedades crónicas, es una recomendación muy habitual. Durante 16 semanas, 207 mujeres con fibromialgia fueron sometidas a cuatro tipos de tratamiento de "autocuidado" para así valorar la mejor eficacia. Un grupo realizó ejercicios aeróbicos y de flexibilidad; el segundo practicó ejercicios aeróbicos, de fortalecimiento y de flexibilidad; un tercer grupo asistió a un curso de autoayuda de siete sesiones (FSHC); y, por último, el cuarto grupo llevó a cabo los ejercicios del segundo grupo y también el FSHC.

En los criterios de valoración para hallar el mejor tratamiento se tuvieron en cuenta la condición física y el estado emocional de las pacientes transcurridas las semanas que duró el examen, así como la facilidad para llevar a cabo cada tipo de tratamiento de forma autónoma.

Los resultados parecen ser contundentes: la combinación de educación sanitaria sobre el autocuidado sumada a la práctica del mismo resultó ser el mejor tipo de tratamiento. Tanto las condiciones físicas como emocionales de las pacientes fueron mucho más elevadas en este tipo de tratamiento que en el resto. Mejoró el dolor corporal, la función social, la salud mental, la fatiga y la depresión. "Los beneficios del ejercicio aumentan cuando se lleva a cabo una educación dirigida al autocuidado", asegura Rooks, por lo que estos ejercicios "apropiados" según él, sumados a la educación al paciente, deberían ser incluidos en cualquier terapia de tratamiento para la enfermedad.

Tratamiento indefinido
El retraso en la definición del mejor tratamiento para la fibromialgia se debe a que no fue hasta la década de los 90 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció como enfermedad. Durante los últimos cinco años, sin embargo, algunos proyectos de investigación se han puesto las pilas, quizás por el impacto que está generando cada vez más, y se han aprobado ya varios medicamentos. El caso es que la fibromialgia se ha convertido ya en una de las primeras causas de enfermedad crónica en la población (2,5 %), y afecta principalmente a las mujeres (80%) sobre todo en edades comprendidas entre 25 y 50 años.

El tratamiento farmacológico es a menudo insuficiente para resolver síntomas persistentes, para mejorar las limitaciones funcionales que provoca la enfermedad o para mejorar la calidad de vida. Es por este motivo que las recomendaciones para el autocuidado (ejercicio, balneoterapia o masajes) han ido aumentando poco a poco los últimos años, así como las investigaciones para poder llegar a ofrecer los mejores consejos con el fin de llevarlo a cabo. Aunque la limitación del estudio estadounidense se basa en la ausencia de un grupo control que no recibiera ningún tipo de intervención, los resultados contribuyen a aumentar el conocimiento sobre los beneficios del ejercicio y de la actividad física para mejorar la salud de los adultos con enfermedades crónicas como la fibromialgia.

Los futuros estudios deberán centrarse en la identificación de métodos para integrar ejercicios apropiados en los planes de tratamiento de pacientes con fibromialgia e incluso otras enfermedades crónicas que ayudarán a la promoción de la adopción de un estilo de vida más activo físicamente.

Fuente: consumer.es

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