Cuando él se jubiló, vendieron su piso de toda la vida, y se fueron a vivir a esa casa maravillosa a la orilla de la playa. En ella habían disfrutado los veranos junto a sus hijos y a sus nietos. Desde esa casa, que habían construido con esfuerzo y que siempre habían pensado que seria su hogar definitivo para disfrutar juntos de la vejez.
Hacía mucho tiempo que no se sentaban juntos en el porche, desde donde podían dsifrutar de la vista maravillosa que le ofrecía el mar abierto, las puestas de sol.....
Se miraron....y en ese momento ella, se dió cuenta que sus ojos le estaban diciendo algo: " no te he olvidado, sé que eres tú, el amor de mi vida".
Ella le acarició la mano, basto solo ese segundo para darse cuenta que el cerebro de su marido la había reconocido. Solo duró un segundo.
.... Ese segundo que el Alzheimer no le podría arrebatar nunca: su marido la había reconocido, su marido le había sonreido. Solo un maravilloso segundo que le ayudó a seguir adelante, a seguir luchando a su lado.
....SOLO UN SEGUNDO BASTÓ PARA SEGUIR AMÁNDOLO....SOLO UN SEGUNDO PARA NO TIRAR LA TOALLA....
Besitos dulces
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