03 octubre, 2010

ALIMENTACION EN FIBROMIALGIA


Marta González Caballero
Diplomada en Nutrición H. y Dietética

La fibromialgia es un síndrome de causa aún desconocidacaracterizado por el dolor crónico de los músculos, de los tejidos que conectan los huesos y de los tejidos fibrosos -ligamentos y tendones-,acompañado de un agotamiento generalizado y que, a diferencia de la artritis,no ocasiona hinchazón de las articulaciones.

Unidos a estosse presentan otros síntomas como la rigidez o anquilosamiento, dolores de cabeza y cara, trastornos del sueño, dificultad para concentrarse, trastornos digestivos -dolor abdominal, meteorismo, estreñimiento, diarrea-, problemas genitourinarios, parestesia -hormigueo y entumecimiento en manos y pies-, desequilibrio, trastornos en las piernas - “síndrome de las piernas inquietas”-, hipersensibilidad a la luz, sonidos, toques y olores, alteraciones en la piel -sequedad, manchas, purito-, depresión y ansiedad.

Esta enfermedad no se puede diagnosticar a través de las pruebas de laboratorio. Los pacientes que la sufren se realizan radiografías, analíticas de sangre y biopsias musculares y sus resultados siempre están dentro de la normalidad.

En general, los pacientes de fibromialgia presentan un aspecto saludable -cosa que dificulta su valoración- y sólo el estudio detallado de sus músculos indicará las zonas extremadamente sensibles al tacto llamadas puntos hipersensibles.

Los síntomas de la fibromialgia se parecen a los de otras enfermedades como el lupus sistémico, polimialgia reumática, miositis, polimiositis, daño neurológico ocasionado por la diabetes, enfermedades de la tiroides, tendinitis, bursitis, síndrome de agotamiento crónico y otros. Es imprescindible descartar éstas antes de una diagnosis de fibromialgia y su posterior tratamiento.

No fue hasta hace poco, en el 1992, que la Organización Mundial de la Salud OMS la reconoció como patología. Es por esto que hay pocos estudios científicos que estudien sus causas y tratamiento y por lo tanto, elaborar una guía dietética es verdaderamente difícil.

El cansancio y el malestar general, el dolor y la ansiedad que padece de forma crónica el enfermo de fibromialgia afecta en su totalidad a su vida cotidiana y por lo tanto, afecta también a sus hábitos alimentarios que se suelen ver alterados -pueden aparecer graves desequilibrios nutricionales y la aparición de obesidad por la falta de ejercicio físico y mal reparto de las calorías-.

Es un hecho demostrado que los hábitos alimentarios pueden estar implicados en el origen de algunas enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, la diabetes y determinados tipos de cáncer.

Por lo tanto, una alimentación equilibrada aportará la energía, las vitaminas y los minerales imprescindibles para mejorar la calidad de vida del enfermo y evitar la aparición de complicaciones por carencias o excesos.

Unadieta rica en vegetales, rica en potasio, cinc, silicio y selenio y pobre en grasas y proteínas de origen animal ayuda a mantener los músculos y los tendones en buen estado y pueden ayudar a disminuir la sensación de dolor.

Los enfermos de fibromialgia deben aportar unaingesta suficiente de calcio a través de la alimentación e incluso a través de suplementos ya que una baja concentración de este en sangre es responsable de la aparición de espasmos musculares.

Elmagnesio interviene en el proceso de la contracción muscular y su carencia provoca estremecimientos musculares y calambres además de apatía y debilidad.

Es frecuente incluir en el tratamiento del enfermo el uso desuplementos de vitaminas antioxidantes como la vitamina A, C y E para combatir el estrés y reforzar el sistema inmune.

Alimentos recomendados.

* Alcalinizantes(ricos en potasio, calcio, magnesio y sodio). Entre las más importantes están la lechuga, las endibias, la escarola, el perejil, el plátano, el mijo, las almendras, el maíz, las castañas, etc.

* Ricos en ácidos grasos omega 3: pescados azules, aceite de linaza, de cánola, de nuez, de soja, de germen de trigo y de avellana.

* Frutas frescas, frutos secos y semillas (ricos en antioxidantes, calcio y ácidos grasos omega 3): manzana, pera, almendras, avellanas, sésamo, etc.

Contrariamente a lo que se piensa, las frutas ácidas –el limón, por ejemplo- no suelen ser acidificantes, ya que su digestión deja como residuos minerales alcalinos.

* Verduras y hortalizas -ricas en calcio, vitamina C, ácido fólico y betacarotenos-: zanahoria, cebolla, apio, col, etc.

* Cereales integrales- ricos en selenio, vitaminas del grupo B y fibra-: trigo, avena, centeno, etc.

* La soja y sus derivados -aportan proteínas, calcio, hierro, yodo, magnesio, potasio, fósforo, ácido fólico y vitaminas del grupo B-.

* Algas-ricas en calcio, magnesio y otros oligoelementos que facilitan su la absorción-.

Alimentos desaconsejados.

* Acidificantes:- ricos en fósforo, azufre y cloro-. Entre los más destacados están los que contienen aditivos y edulcorantes, las harinas refinadas, las conservas, etc.

* Ricos en oxalatos:espinacas, acelgas, remolachas, etc.

* Ricos en grasas saturadas: carnes grasas, embutidos, mantequilla, lácteos enteros, etc.

* Ricos en purinas:vísceras, carnes rojas y mariscos.

* Vegetales solonáceos -contienen solanina, una toxina que actúa sobre los enzimas formadores de los músculos aumentando la inflamación y causando dolor-: tomate, patata, pimiento, berenjena, etc.

* El alcohol, la cafeína, la sal y los azúcares refinados-irritan los músculos y son estresantes al sistema inmune-.

Cuando hay acidosis por el abuso de estos alimentos aparecen síntomas como la falta crónica de energía, sabor agrio y viscoso al despertar, propensión a la fatiga y el frío, tendencia a la depresión, encías inflamadas y sensibles, caries, cabello sin brillo y su caída, piel seca y agrietada, uñas frágiles y quebradizas, calambres y espasmos musculares, problemas osteoarticulares, aumento en el depósito de cristales en las articulaciones y su inflamación, propensión a sufrir infecciones y músculos doloridos.

Consejos para una alimentación saludable:

* Fraccionar la ingesta diaria en 4 comidas para un buen reparto de las calorías. No saltarse ninguna comida ni “picar” entre horas.
* Comer en un ambiente relajado y sin prisas.
* Aumentar el aporte de fibra alimentaria a través del consumo de un mínimo de 5 raciones de verduras y frutas (en caso de diarrea seguir dieta astringente). No abusar de los alimentos más flatulentos en caso de meteorismo: legumbres, col, coliflor, coles de bruselas, alcachofas, nabos, cebolla y manzana cruda, melón, sandía, chocolate, frutos secos y setas.
* Optar por carnes blancas (pollo, pavo, conejo) y pescados (mínimo dos veces a la semana pescado azul) frente al abuso de las carnes rojas y muy grasas.
* Utilizar cocciones ligeras como el horno, la plancha, el vapor, el papillote o el hervido y limitar las más grasas (fritos, rebozados, empanados) a ocasiones especiales.
* Reducir el aporte de azúcares refinados presentes en caramelos, pasteles, azúcar de mesa, bebidas azucaradas, etc. y aumentar el consumo de los azúcares complejos presentes en los cereales, legumbres y patatas (aportarán la energía necesaria).
* Utilizar como fuente principal de grasas el aceite de oliva y de semillas (no cocinar con manteca ni mantequilla).
* Beber suficientes líquidos (alrededor de 2 litros diarios). No abusar del alcohol.
* Mantener un peso adecuado.
* Realizar ejercicio físico moderado y adaptado

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