04 octubre, 2010

ALIMENTOS QUE MATAN


Hay amores que matan y, por desgracia, también lo hacen algunos alimentos. Unos a largo plazo, en el caso del abuso de los productos poco saludables, otros ipso facto si los productos están adulterados. Sea como fuere, nunca está demás reflexionar sobre lo que ingerimos día a día puesto que puede marcar nuestra salud futura. Según recuerda el portal alimentación-sana.com, resulta paradójico que sea en los países desarrollados donde se comete el mayor número de delitos contra la salud pública. Y en la mente de todos sigue presente las vidas truncadas por el aceite de colza desnaturalizado.

En Estados Unidos, 60 millones de personas son atendidas cada año en urgencias con síntomas claros de intoxicación alimentaria: diarreas incontenibles, dolores y calambres abdominales, náuseas, vómitos, sudoración… En nuestro país, el Ministerio de Sanidad reconoce que cerca de 15.000 personas resultan intoxicadas cada año por el consumo de alimentos adulterados o en mal estado de conservación, siendo los casos más frecuentes la salmonelosis y el botulismo.

La mitad de los casos de intoxicación se producen por una incorrecta manipulación de los alimentos en el hogar, pero el resto corresponde a alimentos adulterados durante el proceso de producción y comercialización, resultando los consumidores víctimas inocentes e indefensas. Éstas son algunas de las principales amenazas que se ciernen actualmente sobre la salud de los consumidores:

Los aditivos: A menudo consumidos de forma inadecuada conservantes, colorantes, antioxidantes… y han provocado numerosos casos de intoxicación colectiva. Muchos aditivos pueden ser tóxicos o peligrosos para la salud a pesar de que estén autorizados

Alimentos transgénicos: desde 1996 los productos transgénicos se comercializan en los supermercados europeos y no está claro si pueden generar nuevas toxinas y alérgenos. Sería conveniente informarse sobre estos alimentos y luego decidir si queremos consumirlos.

Bacterias. La presencia de Salmonella y Campylobacter en los alimentos puede provocar enfermedades diarréicas y gastroenteritis. En Europa, se ha multiplicado en los últimos años el uso de antibióticos en las granjas para producir un engorde artificial de las aves de corral. A consecuencia de ello, en España el 80% de los pollos son portadores de campylobacter y, en el Reino Unido, el 30% de los pollos tiene salmonella.

La Escherichia coli 0156 está causando estragos entre los consumidores de hamburguesas. Sólo en los Estados Unidos cada año enferman 20.000 personas, de las que 250 mueren irremediablemente. Además, algunas conservas y alimentos enlatados contienen clostridios, bacterias responsables de numerosos casos de botulismo, enfermedad que puede desencadenar la muerte por parálisis de los músculos respiratorios.

Frutas, verduras, hortalizas, lácteos y alimentos procesados a veces contienen listerias, bacterias que pueden provocar abortos espontáneos y meningitis. Los estafilococos presentes en carnes tratadas, pescados, lácteos y natillas pueden producir náuseas, vómitos, espasmos, diarrea, dolor de cabeza y fiebres intensas.

1.500.000 pollos infectados han sido ya sacrificados. El peligro residirá en el momento en que el virus mute a la variante humana y los científicos trabajan contra reloj para encontrar la vacuna contra la variante animal. Mientras tanto, no hay que alarmarse.

Hormonas. Las carnes tratadas con hormonas pueden provocar intoxicaciones leves, palpitaciones, dolor de cabeza, temblores, alteración de las funciones hepáticas. Los efectos a largo plazo son desconocidos. El sistema nervioso, la cabeza, el hígado y el sistema motriz pueden resultar perjudicados. En España, aún son frecuentes los casos de utilización ilegal de clembuterol.

Más información: www.elconfidencial.com

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